El nacimiento de Jesús en Belén ¿Hecho histórico o teologúmeno?



El nacimiento de Jesús en Belén ¿Hecho histórico o teologúmeno?

Respuesta de John P. Meier.


En su magnánima obra "Un judío Marginal" John P. Meier, nos da un profundo estudio entorno a la figura de Jesús desde el punto de vista histórico. En los últimas décadas el interés por parte de los académicos acerca de "este Jesús de la historia" ha dado como resultado a un sin fin de obras al respecto. La de Meier es una de las más importantes y eruditas en el tema, sino es quizás la mejor. 

En esta entrada subiré un pequeño fragmento sobre la discusión respecto al lugar de nacimiento de Jesús, a través de las fuentes de los Evangelios. Es muy interesante ver cómo Meier no intenta reconciliar los divergencias entre los evangelios por medio de la apologética, sino más bien desde su sentido teológico a partir de los que se conoce como "sitz im leben", osea la necesidad de la comunidad transmisora de la tradición o del escritor en cuestión. 


Nacimiento en Belén:

["El lugar de nacimiento de Jesús resulta más problemático. Lo mismo Mateo que Lucas afirman que es Belén; pero Mt 2 y Lc 2 son los únicos dos capítulos del NT que lo indican claramente. No se vuelve a encontrar eco de ello en los relatos de la infancia ni en el resto de Mateo y Lucas ni, menos aún, en el resto del NT. En otras partes, incluso en Mateo y Lucas, Jesús es simplemente Jesús de Nazaret, Jesús el Nazareno o Jesús el Nazoreo.

En efecto, el único lugar de todo el NT donde la palabra “Belén” aparece fuera de los relatos de la infancia es Jn 7,42, y se trata de un pasaje ambiguo en su propósito. La parte final de Jn 7 trata de las diversas reacciones de grupos judíos y de individuos ante la revelación que Jesús hace de sí mismo. Los versículos 40-44 se centran en la división de opiniones entre la “multitud” que ha oído sus enseñanzas en el templo. Algunos piensan que él es el profeta escatológico (v. 40), mientras que otros dicen que es el Mesías. A lo que algunos objetan: «¿Es que el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías será del linaje de David y que vendrá de Belén, el pueblo de David?»

Dado el frecuente uso de la ambigüedad y la ironía en el Evangelio de Juan, esta objeción a las afirmaciones de Jesús se puede leer de dos modos diferentes. Si se supone que el evangelista y sus lectores conocían la tradición del relato de la infancia que sitúa el nacimiento de Jesús en Belén, entonces la ironía es que los que hacen la objeción a Jesús están convencidos de conocer su origen, conocimiento que los lleva a descartarlo como Mesías, cuando, desde el principio, lo que en realidad manifiesta ese supuesto conocimiento es ignorancia del verdadero origen de Jesús.

El problema con esta línea de interpretación reside en la insistencia del cuarto evangelista, a partir del capítulo primero, en que Jesús procede de Nazaret (1,45-56), con todo el escándalo que eso produce incluso a futuros creyentes (p. ej., Natanael en Jn 1,46). La insistencia de Juan en Nazaret como lugar de origen terreno de Jesús –una palabra en clave referente a la “carne” que el Verbo se hace– se repite con fuerza teológica en su relato de la pasión (Jn 18,5-7; 19,19). Además, el evangelista nunca comunica a sus lectores ninguna otra tradición sobre el lugar de origen de Jesús, a pesar de la tendencia de Juan a hacer para ellos digresiones informativas mientras se desarrolla el drama. 

En ningún lugar de los escritos joánicos del NT hay una clara indicación de que los lectores de las comunidades joánicas conociesen la tradición especial del relato de la infancia sobre Belén. De hecho, interpretar como algo obvio que los lectores de Juan sabían que Belén era el lugar de nacimiento de Jesús es encerrarse en un círculo vicioso: se da por supuesto lo que no se puede demostrar.

Es probable, por tanto, que la ironía de Jn 7,42 se pueda leer de un modo diferente. Como suele ocurrir con la ironía joánica, la objeción que se hace en ese versículo es perfectamente acertada en el nivel terreno, carnal, pero no capta en absoluto el origen y la realidad celestiales de Jesucristo, la Palabra hecha carne. Es una objeción perfectamente acertada y perfectamente improcedente. De manera que las personas que en Jn 7,42 ponen el reparo, en el pensamiento de Juan tienen razón al afirmar que Jesús procede de Nazaret, no de Belén. Esto no resulta sorprendente, dado que, en conjunto, el Evangelio de Juan no muestra gran interés en una cristología del “Hijo de David”.

Pero la ironía reside en que el origen terreno de Jesús, sea Nazaret o Belén, carece de importancia a fin de cuentas. En definitiva, Jesús procede de arriba, del cielo, del Padre, mientras que las personas que hacen la objeción sólo tienen ojos para lo de “abajo”, para la “carne” de este mundo. Jesús se refiere precisamente a esto después, hablando de nuevo en el templo: «Vosotros pertenecéis a lo de aquí abajo, yo pertenezco a lo de arriba» (Jn 8,23); por eso no le pueden entender.

Dada la ambigüedad, por lo menos, de la referencia a Belén en Jn 7,42, este versículo es de discutible valor para probar una tradición evangélica del nacimiento de Jesús en Belén fuera de los relatos de la infancia.

Aunque no se puede excluir categóricamente el nacimiento de Jesús en Belén (en historia antigua, raramente cabe una proposición negativa), debemos aceptar el hecho de que la idea predominante en los Evangelios y en Hechos es que Jesús era de Nazaret y –prescindiendo de los capítulos 1-2 de Mateo y Lucas– sólo de Nazaret. La manera un poco tortuosa o sospechosa en que Mateo y Lucas concilian la tradición predominante de Nazaret con la tradición especial de Belén en sus relatos de la infancia podría ser indicio de que hay que interpretar el nacimiento de Jesús en Belén no como un hecho histórico, sino como un teologúmeno, i. e., como una afirmación teológica (p. ej., Jesús es el verdadero Hijo de David, el Mesías de estirpe real profetizado) expresada en forma de relato aparentemente histórico. Pero es preciso admitir la imposibilidad de llegar a la certeza en cuanto a este punto."]


John P. Meier, "Un judío Marginal. Nueva vision del Jesus historico", pag. 228-230, tomo I. Editorial Verbo Divino.

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